
 Cuando restan apenas unas horas para  que se unan por primera vez en escena, la flautista Niurka González y el  guitarrista Joaquín Clerch regalan a los lectores de La Ventana una charla  informal que preludia el concierto de este viernes a las 7:00 pm, en la Sala Che  Guevara de la Casa de las Américas 
por Marianela González 
Ensayan. Confunden, regresan. Interrumpo, me excuso, me siento. Se  detienen, sondean, aceptan. Pregunto, responden, anoto. Se divierten, lo  piensan, discrepan. Termino, se alivian. Ensayan. 
PRIMERA VEZ JUNTOS  Y EN CASA 
Niurka González: La idea de tocar juntos surgió en  Chile, en el año 2007. Desde entonces acariciamos esa idea y solo ahora podremos  concretarla. Siempre había tenido la ilusión de tocar en la Sala Che Guevara,  ese espacio que ha acogido muchos de los grandes momentos de la cultura cubana y  latinoamericana en el último medio siglo. Yo he tocado algunas veces allí, pero  nunca en un concierto solo mío. 
Joaquín Clerch: También yo  interpreté un fragmento de una obra, en la Casa de las Américas. Recuerdo que el  Festival Latinoamericano de Guitarra se hizo un tiempo allí, de modo que en sus  salas escuché a importantes guitarristas latinoamericanos, cuando era muy joven.  
Niurka: El concierto de este viernes iniciará con una sonata y  una sonatina. La sonata es de Schubert, en una versión que no es original: la  original es para arpeggione y piano, y la haremos en flauta y guitarra…  
Joaquín: … el arpeggione ya se ha dejado de usar. Tuvo una vida  muy corta, nunca triunfó como instrumento. 
Niurka: De esta sonata  se conoce también su versión para viola y violonchelo, además de la versión que  adoptaremos. La sonatina es de Castelnuovo-Tedesco, original para flauta y  guitarra. 
Joaquín: Castelnuovo es más conocido por su obra para  guitarra, pero es un compositor que hizo mucha música para Hollywood…  
Niurka: … para flauta, fíjate, no es muy relevante. Haremos  también la Historia del tango, de Piazzolla, quizá su obra más famosa  para este formato de flauta y guitarra: son cuatro tangos ―“Bordel 1900”, “Café  1930”, “Nigth-Club 1960” y “Concert d'aujourd'hui”―, cada uno cuenta una  historia diferente y posee un carácter muy peculiar. 
Joaquín:  Terminaremos con tres piezas españolas. Primero, uno de los conciertos para  flauta y orquestas de Jacques Ibert. Luego, piezas de Enrique Granados, el  pianista español, y La vida breve, de Manuel de Falla, en su primera  danza, adaptada para flauta y guitarra. 
SORPRENDIDOS POR LA  EXPECTATIVA 
Niurka: Cuando un concierto genera mucha  expectativa, siempre pienso que lo que me corresponde es sentirme bien en él,  tocar y tocar bien. Me complace que el concierto atraiga a muchas personas a la  Casa y que mi música llame la atención de la gente, pero ante todo aspiro a que  pasemos una buena noche juntos… 
Joaquín: … a mi edad ―quizá, a  nuestra edad como músicos―, cuando me planteo un concierto lo hago animado por  un respeto y por el deseo de hacer música. Este tiene la particularidad de que  por primera vez estaré en un escenario con Niurka. Siempre la he admirado mucho  y cada vez que la escucho, pienso que está tocando mejor, técnica y  musicalmente. Esta posibilidad de tocar juntos, al fin, es una inspiración para  mí. Solo espero que nuestras inquietudes musicales puedan ser advertidas y  compartidas con el público. 
LA “MÚSICA DE CONCIERTOS” EN CUBA 
Niurka: Creo que cuando evaluamos el panorama de la música de  concierto, en Cuba y en cualquier sitio, lo que no puede faltar es el rigor del  músico para consigo mismo, el afán de superarse todo el tiempo. La primera  satisfacción es el momento en que nos escuchamos a nosotros mismos, percibir si  lo disfrutamos o no. Para mí, es fundamental que los músicos no se desplomen  buscando otras cosas, cuando las primeras respuestas están en ellos. …  
No obstante, creo que no debe separarse a la música de conciertos de la  música en general. La música de conciertos forma parte de un panorama mucho más  amplio. Cuando se le separa, como un cliché, también se le separa de la gente.  Por alguna razón, se crea una distancia. No obstante, en esa distancia puede  influir mucho la actitud del músico: no debemos subordinar a ningún público,  todo el mundo está preparado para la música de concierto y, si existe alguna  barrera, es justamente porque no se han creado los mecanismos para establecer  una conexión más fluida, especialmente con una capa más amplia de la población.  
Joaquín: … yo tengo unos diez años más [ríen]. Durante un tiempo,  también tuve la ilusión de que la música de conciertos no debía separarse del  resto; pero hoy creo que la separación consiste en lo siguiente: existen libros  de gran complejidad, por ejemplo, como también existen las novelitas de Corín  Tellado. Con la música, ocurre lo mismo: la música clásica es el producto del  desarrollo intelectual de los compositores. En sus cartas, Brahms busca  conscientemente los caminos para construir su sistema autoral, por ejemplo. Y  para la mayoría de las personas no adiestradas a escucharlo, quizá sea difícil  de comprender un sistema como ese; aunque, como dice Niurka, si ese compositor  trabajó no solo como un esfuerzo intelectual, sino también motivado por el  gusto, el resultado siempre va a complacer. 
No obstante, pienso que la  vida se nos ha hecho muy superficial, más fácil y más ligera. Internet nos ayuda  y nos desfavorece. Si las personas no se preparan y no leen, no escuchan músicas  variadas y se cuestionan para llegar siempre al fondo de todo, el camino del  arte se complica. Pienso, sin embargo, que Cuba sigue siendo un país  privilegiado para la música de conciertos, porque su política cultural, a pesar  de todo, contempla la voluntad de seguirla apoyando. No ocurre así en Europa,  por solo citar el contexto que me resulta más familiar. Cada vez interesa menos  y la vida se ha hecho más banal… 
[Silencio. Niurka tuerce los labios]  
… me disculpo si mi opinión es pesimista: creo que en cien o ciento  cincuenta años, la música de concierto será cosa de museos. El reto está en  tratar de acercar a las personas no solo a la música de conciertos en sí misma,  sino a sus porqués: por qué se compone, por qué esa música existe como es. Ahí  podría estar la esperanza. Y en cuanto al museo, ojalá esté equivocado…  
Niurka: Ojalá. 
Entrevistas: Concierto para flauta, guitarra y bolígrafo
La Ventana