Tengo la costumbre de darme una vuelta, periódicamente, por los distintos establecimientos que en Ciudad de La Habana comercializan discos. Es un procedimiento que se lo recomiendo a todo melómano, pues de cuando en vez, tales recorridos permiten adquirir maravillas discográficas a muy buen precio, ya sea en CUP o en CUC. En una de esas visitas a una tienda en Centro Habana, me topé con el fonograma titulado Flauta virtuosa, un álbum grabado en 2002 por la notable intérprete Niurka González Núñez y sacado al mercado por el sello Unicornio.
Quienes en nuestro país son seguidores de la llamada música culta, y que ahora se le suele nombrar académica, conocen de sobra del talento de Niurka González como flautista (y en ocasiones también como clarinetista), admirada en su condición de brillante ejecutante, incluso más allá de las fronteras cubanas, como lo atestigua su Primer Premio en el Concurso de Flauta del prestigioso Conservatorio Superior de París en 1997.
Continuadora del legado que en la interpretación de la flauta trazara entre nosotros el célebre maestro Roberto Ondina, ella siempre ha convencido a quienes asistimos a sus presentaciones en virtud de la belleza de su sonido y en particular, por su poder de identificación con los distintos estilos asumidos en su repertorio, que comprende desde piezas barrocas hasta otras que transitan los senderos de la música contemporánea.
Lo anterior se pone de manifiesto una vez más en el disco Flauta virtuosa. Concebido desde la perspectiva de la música de cámara, aquí encontramos obras que abarcan autores tan disímiles como el alemán Johann Sebastian Bach, el suizo Frank Martin, el rumano-francés George Enescu o nuestro compatriota Leo Brouwer, entre otros. Semejante variedad de autores demanda de quien escoja tal ecuménico repertorio para un fonograma, un tremendo esfuerzo de interiorización de estilos y diríase que un desdoblamiento interpretativo, para asumir la variedad de propuestas creativas de cada uno de los compositores representados en el fonograma.
Si dos obras son ejemplo de mi anterior afirmación, pienso que esas serían las acreditadas a Johann Sebastian Bach y a Leo Brouwer, interpretadas solo a flauta, en un ejercicio que exige de la flautista la plena comprensión de un par de piezas características de formas composicionales muy distantes en época y espíritu, y que, por tanto, no guardan la más mínima relación entre una y otra.
Entre los momentos que permiten dar rienda suelta al virtuosismo de Niurka González, cabe mencionar cuando ella nos entrega varias obras que han devenido clásicos de la flauta. Son los casos de la “Fantaisie Pastorale Hongroise Op 26”, de Franz Doppler; la “Fantasie brillante sur Carmen”, de François Borne; y la “Fantasie”, de Paul Taffanel, piezas todas en las que sobresale la personalidad de la intérprete.
Un aspecto que mucho contribuye al hecho de que al transcurrir del tiempo Flauta virtuosa no haya sido un CD más entre los que sistemáticamente se producen entre nosotros, sino un trabajo fonográfico de esos para tener en casa y reescuchar cada cierto tiempo, viene dado por el desempeño de la pianista acompañante, María del Henar Navarro. Con triste frecuencia, en nuestro contexto esta importantísima labor es pasada por alto y echada a menos.
En el ámbito de la música de cámara, ser lo que se dice un buen pianista acompañante resulta una verdadera especialidad, ya que debe ser capaz de captar de manera rápida la personalidad del músico con el que se trabaja y adaptarse a la misma, a la vez que con su quehacer también ayuda a encontrar los caminos más expeditos para la interpretación del músico que lleva el rol
protagónico. María del Henar Navarro ha conseguido con Niurka González una total sintonía, pues sabe ajustarse a sus funciones de respaldo, lo cual no es óbice para que en determinados pasajes de las obras aquí recogidas, ella evidencie su maestría como instrumentista.
Con producción discográfica a cargo de Silvio Rodríguez Domínguez, diseño de José Luis Vega, notas de presentación escritas por Laura Inclán y grabación del polaco-cubano Jerzy Belc (el muy conocido Yúrek), Flauta virtuosa es un álbum que trasluce las virtudes de la música de cámara y en el que su figura frontal, es decir, Niurka González Núñez, corrobora que desde hace ya unos cuantos años, ella va a la vanguardia entre los instrumentistas cubanos de
dicha corriente.
Por Joaquín Borges Triana.
Fuente: Jiribilla 2010. Disponible en: http://www.lajiribilla.cubaweb.cu/sumario/compactera.html; Caimán Barbudo: http://www.caimanbarbudo.cu/html_total/simpresas/discos/index_discos_360a.htm