A tope, el Teatro Martí dejó sentir las ovaciones a la conjunción de talentos que propició la entrega de Sonatas Cubanas por la flautista Niurka González y el guitarrista Joaquín Clerch, al realizar la premier mundial de tres obras del género aportadas por autores coterráneos.
La audición este 5 de febrero en el foro habanero resultó valiosa exégesis de las partituras que Juan Piñera, Roberto Valera y Orlando Vistel, concibieron para la entrega de ambos virtuosos.
Un complejo entramado formal para arropar las evidentes poéticas individuales de los autores distinguió los empeños composicionales, que bien supieron reconocer y evidenciar Niurka González y Joaquín Clerch.
En cada caso, desde posturas programáticas desposadas con la más concurrente modernidad, los reconocidos compositores aportaron concretas posturas sígnicas para dar cuenta de sus respectivos discursos.
Así transcurrió la evidente experimentación de Piñera para exigir a las valías interpretativas el tono cameral necesario, trayendo a la contemporaneidad una historia pocas veces olvidada del pasado cubano.
Luego, continuó la tonalidad expresa de Valera y las cadencias de lo cubano raigal entre momentos de un cantábile sugerente, para llegar al evidente divertimento que propuso Vistel y sorprender con esencias populares dispuestas al diálogo de los intérpretes. Algo que distinguió la musicóloga Isabelle Hernández.
Al decir suyo, cada compositor aportó su lenguaje y experiencia sonora. «Fue reconocible la impronta popular de Vistel, el pianismo que hay tras esa guitarra de Piñera, y quien conoce la música de Varela también la pudo reconocer», aseguró.
Fue «un concierto disfrutable», aseguró. Criterio que Niurka González resumió como «tremendo placer y lujo. Nos sentimos muy agradecidos, tener a los compositores aquí, que vinieran al concierto, que nos hayan dado la confianza y esa deferencia, es algo maravilloso», dijo.
El reto se venció. Ahora, ¿cómo saludas la realización de esta música?
Ha sido como lanzarla al aire y ya la hemos lanzando; nosotros la seguiremos tocando, por supuesto, porque esto es solo el comienzo: tocar una obra es un viaje y apenas hemos comenzado.
Estas obras ahora crecerán con nosotros, porque es la primera vez que las tocamos y siempre se aprende, se enriquece la interpretación.
Ante las evidencias personales de los compositores en sus partituras qué criterio trabajaron.
Tratando de buscar colores y toques diferentes. La obra de Vistel con todo su sonido popular aporta mucho al repertorio de la flauta de concierto, porque hay pocos acercamientos desde ese punto de vista; aun cuando es un sonido que está en el imaginario de todos nosotros.
Los demás compositores resultaron un crisol de sensaciones y sonoridades, y a la vez un reto para la interpretación, tratando de encontrar el sonido apropiado para cada uno.
«Porque al final están contando historias desde conceptos muy oníricos, y muy libres; lo hacen desde estructuras muy bien construidas en el contexto de la cubanidad y de la universalidad», señaló por su parte el también musicólogo René Garnier.
Se refirió a patrones, construcciones melódicas y rítmicas, venidos desde las vanguardias y la postmodernidad, con el añadido de lo cubano.
En sus palabras al programa de mano el especialista celebró la proposición de mundos diversos, «siempre marcado por el pensamiento poético musical de naturaleza mixta entre lo subjetivo y lo objetual», mientras reconoció el sonido como material, «energía e idea viajando en ondas».
Los anuncios informativos de la audición reconocían que con estas nuevas obras se enrique el patrimonio musical cubano para el formato de flauta y guitarra. ¿Cómo valoras la afirmación?
Estos instrumentos tienen mundos semánticos muy particulares, la guitarra con toda su abundancia de concierto está unida a rasgos populares; y la flauta, desde la antigüedad, roza mundos muy diversos.
Entonces la confluencia de esos mundos semánticos que ambos instrumentos portan, porque sabemos que el timbre es una cualidad sígnica muy importante en la música, es algo muy atractivo y novedoso; porque, además, los formatos tradicionalmente utilizados para ellos son habitualmente bien diferentes.
«Ojalá que se repita», infirió por su parte Isabelle Hernández.
La disposición de la curaduría dejó como coronación la Sonata No. 1 Mitología de las aguas, de Leo Brouwer, «una obra compleja de mucha introspección», al decir de la musicóloga.
Señaló entretanto que fue «muy bien defendida. Pienso que les fluyó muy bien», elogió Isabelle Hernández la interpretación de la obra por Niurka González y Joaquín Clerch, distinguiendo el conocimiento que ambos acusan del lenguaje de Brouwer
Una siguiente oportunidad se dispuso para el 7 de febrero en la sala White, de la ciudad de Matanzas, acompañando la presentación del repertorio que los intérpretes esperan llevar al disco, sosteniendo los valores de estas obras destinadas a tan particular formato y la compleja forma.
Por: Ignacio Cruz Ortega.
CMBF. Radio Musical Nacional
Foto: SRD
Disponible en: http://www.cmbfradio.cu/articulo.php?art=3305