La flautista Niurka González Núñez y Malva Rodríguez González, al piano, protagonizaron hoy una mañana de altísimo valor artístico en la Sala Cervantes, con el recital que dedicaron a los recién cumplidos 85 años de Leo Brouwer, el centenario de la muerte de Gabriel Fauré, y a los 80 años que también celebra este mes Frank Fernández.
Inició el programa con la Sonata 4 Opus 2 «La Lumagne», en sol menor, de Michel Blavet, compositor y músico de la corte de Luis XV.
Cinco movimientos integran la pieza: Adagio, Allemande (Allegro moderato); Sicilienne (Lent); Presto y Le Lutin (Allegro vivace), este último dedicado a un duende travieso hacedor de leyendas en esa época.
Magistral inicio en clave barroca, donde no hubo lugar a la más mínima inexactitud musical o sonora.
Leo Brouwer le dedicó a Niurka González la Sonata de primavera para flauta sola, de la que entregó su primer movimiento, en la segunda parte, festejando la nueva edad del compositor.
De estreno mundial resultó su Preludio epigramático (Moderato cantabile), para piano, que regaló a Malva Rodríguez al cumplir los 15 años, y lo devolvió ella, igualmente como regalo, pero ahora al numeroso público; culminando este tramo del repertorio con el primer movimiento de Danza de las aguas, para flauta y piano (Amazonas y Orinoco).
La siguiente parte alternó creaciones de Robert Schumann y Gabriel Fauré. Lo inició La Romanza Opus 94 No.1 Nicht schnell ( Moderato) de Schumann; obra acariciada por el mejor sentido romántico del compositor. Siguió la miniatura Morceau de Concours de Gabriel Fauré, engrandecida por la sensibilidad de las artistas.
Romanza II Einfach, inning, bajo la firma del alemán, fue una básica postulación de su Romanticismo docto, refinado y coherente.
Por otra parte, Sicilienne from Pelléas et Mélisande, de Fauré, se reafirmó como una obra de belleza especial, de las capaces de ablandar el alma y sanar espíritus; como sucedería con la Romanza III Nicht schnell de Schumann.
En un elevado cierre Niurka González Núñez y Malva Rodriguez González recrearon la Fantasie Opus 79 de Fauré, la que quizás haya sido la pieza más lograda del recital, a través de una carga nostálgica bien atemperada con líneas tan hermosas como las que el mismo Romanticismo impone.
Las artistas, que homenajearon, fueron también agasajadas por tan brillante desempeño con una cerrada ovación, que coronaron con tres danzas cubanas de Ignacio Cervantes, a modo de encore.
Por Daniel Noriega
Radio Musical Nacional CMBF