Sucedió una tarde de diciembre en el Oratorio San Felipe Neri, ubicado en la calle Aguiar, esquina a Obrapía, de La Habana Vieja. Las flautistas estadounidenses Stephanie Jutt y Mindy Kaufman fueron las protagonistas de un concierto que marcó para siempre a los espectadores que asistieron a deleitarse con la melodía de sus instrumentos.
Acompañadas por el talento cubano de la pianista Estela Adriana Pérez y las flautistas Niurka González y Zorimé García, las talentosas profesionales norteamericanas interpretaron temas poco conocidos para el público y los músicos de la Isla.
I will not be sad in this world (No estaré triste en este mundo), fue una de esas piezas, original de la compositora armenia Eve Beglarian, basada a su vez en la canción Ashkharumes Akh Chim Kashil, del trovador armenio Sayat Nova e inspirada en el duduk, antiguo instrumento de viento de esa tierra. El tema, además de la música, es una suerte de meditación.
Lipstick, de Jacob ter Veldhuis, causó admiración. Inspirada en las esculturas de aro de Naom Ben-Jakov, esta pieza se basó en muestras de voz que hablan sobre las relaciones humanas, todas ellas tomadas de programas de entrevistas estadounidenses (como el Jerry Springer Show) y de una de las últimas entrevistas de radio ofrecidas por el legendario cantante de jazz Billy Holiday.
En esa húmeda tarde de diciembre, Mindy, Stephanie y Estela interpretaron Maya, una pieza soñadora con estilo moderno clásico y que requiere de una técnica particular. Basada en la temprana Passage 1986, de Clarke, Hicks y Painter, la partitura fue reescrita y arreglada por Ian Clarke en su forma actual, en el año 2000.
Otros de los temas que el auditorio disfrutó fueron Kokopeli, de Katherine Hoover; Canzone, de Samuel Barber y el Quartetto, de Friedrich Kuhlau.
Una tarde de concierto no fue suficiente para conocer un poco más a las flautistas norteamericanas y sus opiniones sobre sus homólogos cubanos. Al respecto, Stephanie Jutt conversó con La Jiribilla, elogiando su labor, así como el talento de los estudiantes, quienes muestran un nivel de musicalidad, comprensión técnica y armonía que normalmente no se encuentra en un alumno estadounidense, según las palabras de Jutt.
Dijo que la razón por la que los flautistas cubanos son tan buenos es porque tienen menos distracciones que los estadounidenses. Estos últimos tienen toda la tecnología, que los hace desenfocados. Por ejemplo, cuando van a tocar un concierto de Mozart, pueden visitar Youtube y ver cientos de presentaciones. Ello les impide encontrar su propia manera de tocar música. “En Cuba, —añadió Stephanie Jutt— los estudiantes tienen que encontrarse a sí mismos, usar su propia imaginación, a su manera, para ser más originales y auténticos en su creación musical, en todos los niveles: desde el principiante hasta el más avanzado.
“Nos han mostrado mucho del trabajo personal que no se ve en los Estados Unidos. Es realmente emocionante para mí laborar con estudiantes aquí; son inteligentes. Por otra parte, los maestros son extremadamente hábiles, tienen mucha experiencia y saben todo sobre cómo enseñar en los diferentes niveles”, expresó finalmente.
La flautista considera que el entrenamiento en la Mayor de las Antillas en este instrumento es de primera clase, a pesar de que se trabaje con flautas muy pobres, difíciles de reparar, porque no hay suficientes reparadores. Por eso trajo a un amigo, para que ayudara con ese problema.
Para las norteamericanas Stephanie y Mindy fue importante tocar piezas de algunos estadounidenses que se desconocían en el archipiélago cubano. En tres intensos días dejaron sus huellas musicales en nosotros.
Justo cuando el clima afuera del Oratorio San Felipe Neri comenzó a hacerse más apacible, las invitadas norteamericanas expresaron con sonrisas su agradecimiento al auditorio, muestra de alegría que también señaló un posible —y cercano— regreso a la Mayor de las Antillas.
Por: Magda Iris Chirolde y Enio Echezábal
Fuente: La Jiribilla
Disponible en: http://www.lajiribilla.cu/noticias/la-combinacion-perfecta-flauta-regreso