Mariposas armoniosas revolotean sobre los instrumentos. Él, uno de los guitarristas más importantes de su generación; ella, entre las más reconocidas flautistas de Latinoamérica, comparten la intimidad sosegada del escenario de la sala de conciertos José White.
Niurka González y Joaquín Clerch desbordan pasión tras cada acorde. No falta ni sobra nada en la interpretación, indescriptible hasta la más elegante de las formas, excelsa hasta el sentido más fiel de la palabra. Él pareciera acariciar la guitarra, ella busca la voz contenida dentro de la flauta. Ambos hablan el mismo idioma, se comunican a través de la más universal de las artes: la música.
Viven cada minuto, cada nota, como si no existiera un después, como si ese momento sobre el escenario se convirtiera para ellos en el interminable y siempre plácido refugio donde la música transfigura sonidos y asume la vitalidad de la maravilla infinita. Presenciamos un constate diálogo entre la guitarra y la flauta, no se disputan protagonismos, ambos sobresalen con limpias armonías, se complementan, irradian la luz propia de una obra de arte.
Gracia y virtuosismo se conjugan en una impecable ejecución de suaves movimientos que transmiten a ratos remansos de paz, a ratos huracanadas pasiones seguidas por interminables escampadas y, otra vez portentosos torrentes de música exquisita, capaces de emocionar hasta las lágrimas.
Todo sorprende: desde la exquisita composición de las piezas escritas especialmente para ellos, la intencional selección del repertorio general donde sobresale rigurosidad intelectual y desborda la cubanía, la maestría de los ejecutores hasta el último detalle.
Simple, en correspondencia con la cotidianidad de los sentimientos que motivó la presentación del martes en Matanzas, y a la vez única, como el resguardo indescriptible de un arte que te abraza, te susurra al oído y acaricia los sentidos.
Por: Jessica Duarte. Radio 26. CMGW
Fotos de la autora
Disponible en: http://www.radio26.cu/2017/02/08/joaquin-clerch-y-niurka-gonzalez-musica-con-luz/