Entrevisto hoy a la gran flautista cubana Niurka González, un verdadero orgullo para nuestra música de concierto. ¿Cuáles son sus dones y virtudes? Su depurada técnica da vida al universo formal de los más complejos y sofisticados compositores de todos los tiempos. Su lirismo singular, el genio y espíritu creativo que arrastra con delirante fuerza interior. Esta muchacha con su flauta mágica, despierta con su gran musicalidad, equilibrio y firmezael asombro de quienes la escuchan extasiados y siguen sus movimientos dibujando sonidos, paisajes, sentimientos. Su carácter dentro de las obras, y a la vez, el respeto por las formas y los estilos, las sensaciones interpretativas que comunica la definen como la más virtuosa flautista latinoamericanas de su tiempo.
A esta silenciosa y alegre muchacha nunca se le escucha hablar de sus éxitos, su profunda humildad no le permite referirse a ellos, mira su flauta como si fuera el instrumento quien hiciera la magia, pero la magia es ella, por eso me encantaría que visitaran su web, sería muy extenso el resumen de los momentos más importantes de su carrera como concertista. En http://www.niurkagonzalez.com/ podemos seguirla y deleitarnos con un poco de su arte.
¿Quién tomó la determinación de llevarte a la escuela de música? ¿Te dieron la oportunidad de elegir entre ser una niña común o ser una niña que estudia para ser un gran músico?
NG-Cuando era niña deseé cantar. En mi familia no había una tradición musical, mi madre médico y mi papá militar. Para responder a mi deseo me llevaron donde María Álvarez Ríos, gran pedagoga musical, y comencé cantando con un grupo de niños que se llamaba Meñique. Al cumplir la edad apropiada (11) fue la propia María quien recomendó a mi mamá llevarme al conservatorio.
Así fui a rendir examen de aptitud al conservatorio Manuel Saumell.
En resumen: yo fui una niña que quiso estudiar música y mis padres respondieron a ese deseo e hicieron posible la maravilla. Una verdadera suerte!
Luego vino la suerte de que aprobé el examen de musicalidad y después la suerte de alcanzar una plaza en el escalafón de la escuela.
¿Cuándo y cómo fue que decidiste estudiar un instrumento de viento. ¿Cómo pasas del clarinete a la flauta? ¿Crees en el azar, en el destino?
NG- Las opciones de instrumento que tenía para escoger eran las llamadas "carreras cortas". Flauta, clarinete, saxofón, percusión, guitarra, trompeta...
Yo escogí la flauta como primera opción y recuerdo que la guitarra de segunda. Estando en una de las pruebas una de las maestras que me examinaba me recomendó cambiar la guitarra por el clarinete porque así ambos eran de viento... y yo que lo que quería era flauta le dije que sí.
Resultó entonces que no obtuve plaza para flauta y si obtuve plaza en clarinete y comencé estudiando el clarinete.
Cursando ya el segundo año de clarinete, cosas del destino, sucede lo siguiente:
Yo tenía un clarinete nuevo que me habían regalado, un instrumento magnífico para una estudiante de mi nivel y ese clarinete me lo roban, imagina entonces que andaba muy deprimida y la profesora de flauta para disminuir mi tristeza me propone empezar a dar unas clases de flauta. Para hacer el cuento rápido, ese mismo año me presento al concurso Amadeo Roldán por clarinete y por flauta y obtengo los dos primeros premios y el Gran Premio en flauta y entonces como por su propio peso seguí estudiando ambas carreras.
¿Quiénes han sido tus grandes maestros? ¿Quiénes los compositores puntuales que te inspiran en la interpretación?
NG- He tenido la suerte de tener grandes maestros y de todos ellos he aprendido. A mi primera maestra, Luisa Mercedes le debo ese ritual inicial que nunca olvido. Recuerdo a mi maestro de música de cámara Jorge Miguel Bueno, al clarinetista Aldo Salvent con su ética impecable. La energía inagotable del gran Alain Marion y la minuciosidad de Sophie Cherrier, mis maestros de París.
En cuanto a los compositores me inspira la música que soy capaz de entender. Necesito encontrarle una lógica a las obras que voy a interpretar para poder desentrañar sus misterios. Por tanto me inspiran los compositores que tienen cosas que decir y que saben cómo decirlas.
¿Cómo llegas a París y cuán difícil fue alcanzar ese diploma de oro en esa institución canónica?
NG- En 1994 estaba yo en Barcelona, realizando una serie de conciertos para recaudar fondos para las escuelas de Arte cubanas. Durante mi estancia el profesor Alain Marion (titular de la clase de flauta del Conservatorio Superior de Paris) estaba dando un curso en un una escuela de Barcelona y conseguí el dinero para la matrícula. A él le gustó mi forma de tocar y al terminar el curso me llamó aparte y me dio una hermosa carta de recomendación para estudiar en París. Con este aval me presenté en la embajada de Francia en La Habana y obtuve una beca del ministerio de asuntos exteriores para estudiar en Paris.
Luego vino la oposición de entrada al conservatorio, un examen muy selectivo. Este fue mi primer encontronazo con el mundo competitivo que predomina en los conservatorios europeos. Es una carrera brutal. Obtuve mi plaza y comencé a estudiar con Sophie Cherrier.
Fue muy fuerte para mí, porque tuve que trabajar en muchos aspectos de la técnica del instrumento, modificar conceptos de sonoridad, de emisión del sonido, en fin; y como solamente me habían otorgado un año de beca, al año pedí una autorización para pasar el concurso y en 1997 obtuve mi Premier Prix... Increíble....
¿Qué fue para ti regresar a Cuba y empezar de cero en el Instituto Superior de Arte?
NG- Imagínate yo venía emocionada con mi Premio, con mi certificado de estudios terminados en el Conservatorio de París y en el Ministerio de Educación me dijeron que eso estaba muy lindo pero que aquí tenía que pasar en Instituto Superior de Arte para ser considerada graduada de nivel superior... Al principio me cayó un cubo de agua fría, pero finalmente decidí hacer el instituto y me licencié en 1999 con Título de Oro. Sólo tuve que cursar las asignaturas de la licenciatura que no había cursado en París...toda la filosofía, Ciencias Sociales, Historia de la Música, etcétera, lo demás lo tenía convalidado. Yo no le tengo miedo a estudiar así que lo disfruté.
¿Te consideras una pedagoga? ¿Eliges a tus alumnos?
NG-Me considero una pedagoga porque me gusta hacerme preguntas sobre las cosas y explicarlas. Eso me facilita mucho la relación con mis alumnos. A quienes escojo y escucho con atención.
La música es un lenguaje misterioso; intentar traducir el mundo musical al mundo de las palabras es complejo. También explicar la función del cuerpo en el acto de tocar. Buscar la forma de verbalizar todos estos fenómenos es un gran aprendizaje.
¿Cuál es tu relación con los estilos y cuál es tu relación con el mundo de los compositores a la hora de interpretarlos? ¿Tiene todo esto que ver con tu generosidad al narrarnos, contarnos, desde el escenario- sus atmósferas y contextos?
NG-Interpretar una obra es explicarla, es lo mismo que contar una historia, entonces, como te decía antes, para mí es importante entender la música del compositor. Si yo la entiendo puedo "explicarla" al que la escucha, puedo entonces transmitir las intenciones de este lenguaje y enriquecer el hecho de la interpretación. Es un acto que implica un gran caudal de energía.
¿Existe un amor especial por la música de concierto o te sientes cómoda trasladando tu virtuosismo a la música popular?
NG-Pienso que la música es una sola; solo hay buena o mala, así que siempre que me identifiqué con lo que estoy tocando, me apasiona.
Se dice que eres la exigencia en persona. ¿Es esto un tema de conflicto para ti como creadora?
NG-Nunca estoy conforme con lo que hago... Siempre considero que se puede superar el fraseo o la interpretación de un modo o de otro... Entonces creo que sufro un poco con esto. Ojo: no durante el concierto, sino cuando reflexiono, luego de tocar. Esta obsesión ha influido en el hecho de que tengo pocas grabaciones, porque me resulta difícil dar por terminado un trabajo... Son cosas que en cierto sentido me inquietan.
¿Te gustaría componer música para un instrumento como la flauta?
NG- En cuanto al tema de la creación, no me considero una compositora. Ojalá algún día me salga algo de eso. Ojalá pueda algún día.
¿Quiénes son los intérpretes que más admiras en el mundo?
NG-Hay grandes músicos, admiro mucho a los instrumentistas que se elevan a la categoría de músico. Porque a veces los intérpretes se ponen al servicio de su instrumento (preocupados por hacer muchas notas perfectamente) y olvidan que se deben a la música. Esa grandeza y madurez es lo que más admiro, nada de vanidad.
¿Con qué orquesta, formato o en qué escenarios te gustaría interpretar tu música?
NG- Con cualquier formato de músicos comprometidos, talentosos y entregados, con buenos seres humanos porque en la música eso se siente e influye. Tiene que haber una buena comunicación para que la energía fluya.
¿Con quiénes trabajas hoy en día en y desde Cuba y cuál es tu gran sueño profesional?
NG- Trabajo desde hace 17 años con María del Henar Navarro un formato de flauta y piano, el dúo Ondina. Trabajo con muchos músicos jóvenes con quien monto obras poco conocidas. Toco con orquestas, como solista, obras de casi todos los estilos. Para mi orgullo colaboro desde hace muchos años con el Maestro Leo Brouwer, con Silvio Rodríguez y su grupo, con mis alumnos, así como con otros grandes músicos para colaboraciones puntuales.
Me gusta cambiar y hacer cosas nuevas y aprender todo el tiempo.
En cuanto a lo del sueño, mira me gustaría tocar en las mejores salas, con los mejores músicos y las mejores orquestas... Eso es normal... Pero de verdad, de verdad, lo que disfruto y lo que ha sido mi sueño realizado es sentarme en mi casa a estudiar y escuchar lo lindo que suena.
Disponible en: http://www.elmundo.es/blogs/elmundo/habaname/2013/08/14/niurka-gonzalez-la-muchacha-de-la-flauta.html