Este sábado, con el concierto Compay segundo in memoriam, concluyó la IV edición de un evento que ha permitido disfrutar de lo mejor de la música universal y cubana
La musa caprichosa y antojadiza que rige los destinos de la música se ha esmerado durante las casi dos semanas que ha durado el IV Festival de Música de Cámara Leo Brouwer. Del Karl Marx al Astral, del Mella a la Iglesia de Paula, y de esta a la Covarrubias, pasando por las salas Ignacio Cervantes y los salones Vedado y Cetro, de los hoteles Nacional y Cohíba, ella ha enriquecido con su inquietante paso la memoria sonora y visual que nos acompañará por un buen tiempo.
Y es que al privilegio de tener en esta ciudad a las temperamentales Katia y Marielle Labèque; al imperturbable Edin Karamasov; a Sytse Buwalda con su privilegiada voz, y muchos otros virtuosos extranjeros, habría que sumar la oportunidad de escuchar a los excelentes músicos del patio que no siempre encuentran el espacio para asumir un repertorio diverso y de calidad como ha sido el que durante más de un año estuvieron preparando los especialistas de la Oficina Leo Brouwer.
Detrás de cada uno de los seis conciertos se percibió un exhaustivo trabajo de investigación. Cada una de las piezas que ahora sonaron tienen sobradas razones para estar incluidas, ya sea por su valor como ejercicios de estilo o por la riqueza de su dimensión sonora. En este caso valdría mencionar la Elegía por Cintio Vitier para flauta y guitarra, interpretada con especial lirismo en su estreno mundial por Niurka González y el español Ricardo Gallén.
Hubo otras obras que representaron verdaderos retos para sus intérpretes —Así suelen ser casi todas las de Leo Brouwer, me confesó uno de los músicos—, entre ellas la Sonata para archilaúd, escrita especialmente para Karamasov; o la Metáfora del amor, asumida por el cubano radicado en España, Josué Tacoronte, cuyo referente más cercano era la interpretación que hiciera el propio Leo en el Festival de Arlés, Francia, en 1974, y que ha trascendido como la primera vez que usara un arco de cello para tocar la guitarra, técnica empleada ahora por Josué, quien también nos regaló una noche de versiones al flamenco de otras obras de Brouwer.
Y como si no bastara la música —y sus invitados ocasionales, la danza y el humor—, este Festival propició que los espectadores, casi sin darnos cuenta, fuéramos testigos de un hecho artístico que se desarrollaba en paralelo. Se trataba del singular acompañamiento que hizo la escenografía y su diseño, que si bien nunca robaron el protagonismo a la música, sí recontextualizaron su disfrute en un tiempo donde las nuevas tecnologías marcan los derroteros del arte.
Los responsables fueron Marcel Márquez y Mauricio Abad, jóvenes graduados de San Alejandro y la Universidad de las Artes, respectivamente, quienes crearon *.IMG: Isla Mapeada en Grupo, colectivo que lleva algo más un año trabajando lo que en el mundo se conoce como video projection mapping y consiste en una novedosa técnica de proyección sobre superficies tridimensionales usando tecnología digital.
“Eso es solo el soporte, me confesó Marcel en una breve conversación a la salida de uno de los conciertos, lo que nos interesa es crear contenidos, metáforas, por eso en el concierto de la hermanas Labèque, por ejemplo, hicimos una obra que titulamos F1, como la tecla de la Ayuda en Windows. En ella incluimos un video realizado por nosotros mismos donde aparecen dos hombres, hermanos quizás, haciendo un graffiti de unos globos que es una referencia a lo falso del mercado del arte”.
Cada escenario tuvo un diseño diferente a partir de figuras geométricas: “En el Karl Marx era una pirámide (símbolo de poder) abierta, explicó Marcel, mientras que en el Astral la referencia era más abstracta y la acompañamos de proyecciones del texto El superhombre de masas, de Umberto Eco, a quien estuvo dedicado el concierto. En el Mella había cuatro montañas sobre las que pusimos imágenes de paisajes asociados a esa geografía y para la Covarrubias diseñamos unas figuras que a Leo le recordaron los origamis de Gigantería, compañía de teatro callejero que nos acompañó en todos los conciertos”.
Trabajadores. Por Yimel Díaz Malmierca
Disponible en http://www.trabajadores.cu/news/20121014/2512490-musica-y-mucho-mas