Leo Brouwer, en eterna espiral
Leo Brouwer está de aniversario. Ha cumplido dos veces 35 años, como prefiere decirlo él, y no podría ser otra la forma de festejarlo que con música, arte que le sedujo desde muy joven y al que ha dedicado los más fecundos años de su vida.
Para algunos cubanos, este hombre de mirar augusto y sonrisa intuitiva, es una de las grandes incógnitas de entre los múltiples gestores vivos de nuestra cultura.
Algunos saben de su rigor al frente de la Orquesta Sinfónica Nacional o en la organización de esos festivales internacionales de guitarra, imperecederos en la memoria musical del público aficionado y también en el virtuosismo de casi todos los exponentes de la llamada “escuela cubana” de ese instrumento.
Otros lo identifican como fundador del Grupo de Experimentación Sonora del ICAIC y autor de unas 70 bandas sonoras, suficientes para hacerlo merecedor del Premio Nacional de Cine del 2009. Desdichadamente muchas de esas piezas están en peligro de extinción pues nunca fueron transcritas, grabadas ni atesoradas por la institución como merecían.
Pero quizás la mayor cantidad de materia pendiente, sobre todo para los más jóvenes, está en su más preciado legado: su música de concierto.
“Componer es la esencia que revelo y que me identifica. Es una extensión de mí”, ha dicho. Precisamente esa vertiente del genio es la que pretende acercarnos el Festival Leo Brouwer de Música de Cámara, que recién comenzó el pasado fin de semana y continuará en el venidero.
El músico otorgará, cada año, un premio anual llamado La espiral eterna, que distinguirá a las personalidades que mejor contribuyan al desarrollo de la cultura cubana. Este año, de manera excepcional, La espiral eterna premió a dos personalidades: la flautista cubana Niurka González y el guitarrista argentino Víctor Pellegrini.
Los cuatro conciertos (16, 17, 23 y 24 de octubre de 2009) han sido, serán una oportunidad única de escuchar, exclusivamente, obras de Brouwer en el diapasón exquisito de la sala de conciertos de la Basílica Menor del Convento de San Francisco de Asís, en La Habana Vieja, siempre a las seis de la tarde.
El programa —diferente cada día— incluye algunas de las obras más conocidas del compositor y también estrenos mundiales; todas con intérpretes de lujo como el pianista Chucho Valdés, la flautista Niurka González, el guitarrista Víctor Pellegrini, el reencuentro con el prestigioso Trío White luego de casi 20 años sin tocar juntos, y el director de orquesta español Ciro Perelló, entre otros.
Tal como sucede con esas almas lúcidas y excepcionalmente talentosas, Brouwer asume que “toda la gloria del mundo cabe en un grano de maíz” y por ello devuelve el gesto de festejarse a él mismo instaurando el premio anual La espiral eterna, dotado de diploma y 10 mil pesos, con el que distinguirá a las personalidades vivas que mejor contribuyan al desarrollo de la cultura cubana.
El Festival reverencia a figuras e instituciones que denomina “hitos trascendentes” en la cultura nacional: Amadeo Roldán (1900-1939); José Ardévol (1911-1981) y los 75 años de la fundación de su Orquesta de Cámara de La Habana; Ramiro Guerra (1929) y el aniversario 50 de la creación del Conjunto Nacional de Danza Moderna; Alejo Carpentier (1904-1980); Juan Blanco (1919-2008) y los 60 años de Jesús Gómez Cairo quien, desde su puesto en el Museo Nacional de la Música, “realiza una labor de gigantes” por atesorar parte del patrimonio de la Isla.
Hace unos años, en São Paulo, Brasil, se institucionalizó un festival con el nombre de Leo Brouwer.
En España, la SGAE (Sociedad General de Autores y Editores), declaró con orgullo que este hombre es su socio más programado e interpretado a nivel mundial. Le organiza conciertos en Madrid y Córdoba en los que festeja su onomástico, editó el libro Leo Brouwer. Caminos de la creación, de las musicólogas Marta Rodríguez Cuervo y Victoria Eli y los discos: Leo Brouwer. Pictures At another Exhibition (integral para piano-trío) y Leo Brouwer: Integral para Cuarteto de Cuerdas.
En Chile, le otorgaron la Orden Pablo Neruda (2007) y en Italia, el Premio Goffredo Petrassi de Composición (2008).
En la Isla también se le ha distinguido con honores y premios —entre ellos los nacionales de Música (2001) y el de Cine ya mencionado— y aunque él mismo ha declarado a la prensa que prefiere “el cariño de la gente que me para por la calle y me saluda”, me sumo a quienes intuyen que aún estamos en deuda con él y que ese compromiso bien podría saldarse con festivales y espacios permanentes en los que la música de cámara —contemporánea y nacional— inunde sistemáticamente las salas y alimente nuestro espíritu.
Por Yimel Díaz Malmierca. Periódico Trabajadores (19 de octubre de 2009) http://www.trabajadores.cu/news/2009/10/19/leo-brouwer-en-eterna-espiral/?searchterm=leo%20brouwer%20en%20eterna%20espiral